viernes, 17 de octubre de 2014

Scent marketing: un campo a explorar por la neurociencia


En los últimos años los aromas han comenzado ha inundar las tiendas. Olor a flores o cítricos nos acompañan cuando compramos ropa o tomamos algo en un bar. Estos detalles no son ni mucho menos una casualidad, sino una estrategia en plena expansión: el scent marketing.

El scent marketing-marketing olfativo- se encarga de explotar se encarga de explotar las posibilidades comerciales de los aromas basándose en el impacto que éstos tienen en nuestro cerebro. El olfato humano puede que palidezca en comparación con el de muchos animales. Sin embargo, es un sentido muy sugestionable


Mientras que en la vista o el oído la información percibida es filtrada por el tálamo antes de dirigirse al cerebro, el olfato funciona de manera diferente. Los sensores de las nariz envían los estímulos directamente al bulbo olfativo, parte del sistema límbico, el encargado de gestionar las emociones y conectado con la memoria. Un aroma tiene un poder único para influir en nuestro ánimo y activar recuerdos de manera fulgurante.



En los últimos tiempos muchas empresas se han aventurado a explorar las posibilidades del universo de las esencias. Starbucks busca combinaciones para hacer sus establecimientos más acogedores. La cadena de repostería Cinnabon coloca estratégicamente sus hornos para que un suave olor a canela capté la atención de los viandantes. Y en Japón la compañía de ferrocarriles Japan Railway East está experimentando con aromas que alerten a los pasajeros de la llegada de trenes. 


A pesar de las múltiples posibilidades, existe también cierta incertidumbre alrededor del scent marketing. Es verdad que muchos estudios y experimentos han explorado su potencial, pero los científicos señalan que el conocimiento es todavía limitado. Además, aspectos delicados como la proporción adecuada de una aroma o la inevitable mezcla de esencias en ciertos establecimientos presentan complejos reto. A ello se suman las dudas éticas. En un artículo, el letrado Lane Powell señala que el scent marketing se salta las defensas perceptuales sin que el consumidor sea consciente, lo cual además de éticamente cuestionable, puede llegar considerarse ilícito por ser engañoso. 

El desafío a varios niveles planteado por el scent marketing exige un mayor conocimiento científico. Hasta ahora, la investigación de mercados se ha centrado en técnicas tradicionales de pregunta y respuesta. Recurrir a la neurociencia ayudaría a conocer en profundidad y con precisión todo el poder de los aromas, tal y como señala la neurocientífica María Haberland. Es de suponer que con tecnología e inversión se irán destapando los secretos del más emocional de nuestros sentidos.

domingo, 5 de octubre de 2014

La atención: el límite de los 10 minutos y el desafío digital



¿A quién no se le ha hecho difícil seguir concentrado en una charla después de una hora? ¿Quién no ha caído en la tentación del despiste, de mirar o pensar en un asunto distinto al aquí y ahora? Hay que admitirlo: más  temprano que tarde, vamos a  perder la atención. Según Susan Weinscheck, la atención sostenida empieza a flaquear a los 7-10 minutos de empezar la actvidad.


¿Cómo funciona nuestra atención?

Hay quien piensa que entre whatsapps, mails y tweets es normal que estemos así, o se extraña de que el dato no sea peor. Es verdad que las nuevas tecnologías son una invitación al despiste y a la dispersión. Sin embargo, la explicación a porqué perdemos la atención es un poco más compleja.

Según un estudio publicado en Journal of Neuroscience, la atención no es constante, sino que fluctúa y se concentra en la zona frontal parietal del cerebro durante la realización de una actividad. Si la tarea es extremadamente dura o sumamente fácil, la actividad en esta área tenderá a fluctuar mucho. Lo ideal es que haya cierto grado de exigencia para que  la atención se mantenga estable.

A nuestro cerebro le encanta tomar atajos e Internet nos ofrece múltiples, desde para buscar información para un trabajo a aprender a cocinar. Siendo tan sencillo y rápido el acceso a tantos recursos, no es extraño que la atención se disperse. En la educación, se suele ver como un hecho grave, y no es raro encontrar colegios donde el uso de teléfonos móviles en clase esté prohibido. 


Cambio en los hábitos de pensamiento

Es paradójico este conflicto educación e Internet, cuando es difícil de entender una formación apropiada sin el uso de nuevas tecnologías ligadas a él. Es probable que esta nueva forma de aprender, trabajar y relacionarse  esté cambiando nuestro hábitos de pensamiento. Como sugiere la neuropsiquiatra Sarah Churchwell, el cambio supone la pérdida de ciertas capacidades y el desarrollo de nuevas.  


Hoy en día más que de profundizar se tratar de abarcar y moverse con desenvoltura por una superficie extensa.  Puede que la atención flaquee, y la memoria sea menos sólida, pero se gana rapidez y flexibilidad. Es lo que exigen los tiempos y hay que adaptarse. Ello no significa dejar de valorar otras formas de pensamiento, sino tener sentido práctico.    


La investigación: puerta a más oportunidades

La neurociencia puede arrojar más luz sobre la relación entre los nuevos hábitos de pensamiento y la atención en el mundo actual, con múltiples aplicaciones. En el caso de la publicidad, puede servir para lograr una duración y colocación de anuncios llamativas. En educación ajustar el horario de clases y el tamaño de los ejercicios.  Y podríamos seguir con el campo militar, económico o lúdico. Habrá que estar atento a lo que queda por venir.