¿A quién no se le ha hecho difícil seguir concentrado en una charla después de una hora? ¿Quién no ha caído en la tentación del despiste, de mirar o pensar en un asunto distinto al aquí y ahora? Hay que admitirlo: más temprano que tarde, vamos a perder la atención. Según Susan Weinscheck, la atención sostenida empieza a flaquear a los 7-10 minutos de empezar la actvidad.
¿Cómo funciona nuestra atención?
Hay quien piensa que entre whatsapps, mails y tweets es normal que estemos así, o se extraña de que el dato no sea peor. Es verdad que las nuevas tecnologías son una invitación al despiste y a la dispersión. Sin embargo, la explicación a porqué perdemos la atención es un poco más compleja.
Según un estudio publicado en Journal of Neuroscience, la atención no es constante, sino que fluctúa y se concentra en la zona frontal parietal del cerebro durante la realización de una actividad. Si la tarea es extremadamente dura o sumamente fácil, la actividad en esta área tenderá a fluctuar mucho. Lo ideal es que haya cierto grado de exigencia para que la atención se mantenga estable.
A nuestro cerebro le encanta tomar atajos e Internet nos ofrece múltiples, desde para buscar información para un trabajo a aprender a cocinar. Siendo tan sencillo y rápido el acceso a tantos recursos, no es extraño que la atención se disperse. En la educación, se suele ver como un hecho grave, y no es raro encontrar colegios donde el uso de teléfonos móviles en clase esté prohibido.
Cambio en los hábitos de pensamiento
Es paradójico este conflicto educación e Internet, cuando es difícil de entender una formación apropiada sin el uso de nuevas tecnologías ligadas a él. Es probable que esta nueva forma de aprender, trabajar y relacionarse esté cambiando nuestro hábitos de pensamiento. Como sugiere la neuropsiquiatra Sarah Churchwell, el cambio supone la pérdida de ciertas capacidades y el desarrollo de nuevas.
Hoy en día más que de profundizar se tratar de abarcar y moverse con desenvoltura por una superficie extensa. Puede que la atención flaquee, y la memoria sea menos sólida, pero se gana rapidez y flexibilidad. Es lo que exigen los tiempos y hay que adaptarse. Ello no significa dejar de valorar otras formas de pensamiento, sino tener sentido práctico.
La investigación: puerta a más oportunidades
La neurociencia puede arrojar más luz sobre la relación entre los nuevos hábitos de pensamiento y la atención en el mundo actual, con múltiples aplicaciones. En el caso de la publicidad, puede servir para lograr una duración y colocación de anuncios llamativas. En educación ajustar el horario de clases y el tamaño de los ejercicios. Y podríamos seguir con el campo militar, económico o lúdico. Habrá que estar atento a lo que queda por venir.
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