jueves, 30 de junio de 2016

La ropa es nuestra segunda piel. Nos ayuda a camuflarnos o a destacar en diferentes entornos.  Su elección es en parte resultado de un cálculo de color y estilismo resuelto ante el espejo, fruto de una lógica preocupación por nuestro aspecto pero, ¿qué ocurre con el confort? ¿No es importante sentirse  cómodo con lo que llevamos? ¿No debería entonces tenerse en cuenta el tipo de tejido?

Un estudio de AAT Research Group para Cotton Inc., recogido en la revista de la NMSBA,  trató de resolver la duda. La investigación  se centró en testear cómo nos afectan los materiales textiles y averiguar su adecuación a diferentes actividades.

Con este fin se diseñó un experimento con 4 materiales distintos- algodón y otros 3 no mencionados por razones de confidencialidad-  destinado a evaluar su impacto en dos tipos de estado:


  • Estado 1 (actividad física):  los sujetos realizaron un Motion Stress Test mientras llevaban prendas de un material determinado y realizan ejercicio
  • Estado 2 (reposo): los sujetos realizaron un Sleep Quality Test . Es decir,  se monitorizó la calidad de su sueño mientras llevaban prendas de un material determinado. 

Para el estudio, realizado sobre una muestra de 33 sujetos divididos en 3 grupos- grupo experimental 1 (menores de 30), grupo experimental 2 (mayores de 30) y grupo de control-, se emplearon 3 instrumentos para recoger información: EEG HD, Thermal imaging y un cuestionario

Los investigadores  pudieron asociar la actividad del cerebro con diferentes estados emocionales, y por lo tanto, con niveles de estrés generados por los materiales. 

Los  resultados apuntan a que el tejido sí tiene un impacto psicofisiológico en las personas. 

Estado 1: actividad física

Entre unos materiales y otros hay diferencias en la presencia de ondas alfa, un tipo de ondas relacionadas con estados de relajación. Unos materiales son mejores que otros a la hora  de mantener la temperatura del cuerpo constante,  un aspecto esencial para transpirar y relajarse.


Estado 2: reposo
Unos materiales contribuyen más que otros a que la temperatura del cuerpo aumente progresivamente durante el sueño.  Esa tendencia facilitaría un ciclo de sueño de mayor calidad y más profundo, constatado en un mayor nivel de ondas beta.     

Esta infografía explica todo el estudio.




Esta investigación abriría una nueva puerta en la aplicación del neuromarketing a la industria de la moda. Las empresas podrían averiguar si los tejidos empleados son los adecuados a la situación y compararlos con otros si es necesario.  

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