miércoles, 27 de agosto de 2014

El universo de los colores está estrechamente ligado a las emociones.  No es casualidad que en los hospitales predominen las paredes blancas, o que el negro caracterice las prendas de luto. La psicología ha estudiado el impacto de los colores en el estado de ánimo y buscado una aplicación práctica. El uso del azul en oficinas, por ejemplo, ayuda a aumentar la productividad de los empleados.

Dado el poder de los colores, existe un vivo interés por conocer cómo el color se procesa en nuestro cerebro. El impacto de color cuenta con un componente cultural además de emocional, lo cual añade complejidad. El blanco en la India es considerado color de luto.  Saber cómo se procesa permitiría discriminar causas y dar un paso adelante en la compresión del sistema cognitivo.


El neurocientífico Bevil Conway y su equipo han recogido el desafío y realizado una interesante aportación. En un estudio con monos descubrieron una serie de grupos de células especializadas en distinción de tonos cromáticos.  Curiosamente, al transportar la información al cerebro, el número de neuronas  destinadas a procesar  los rojos era significativamente superior al de otros tonos. También, en menor medida, se podía distinguir una actividad significativa con el verde y el azul.  Abajo podemos ver un gráfico de estas tendencia.




Este descubrimiento viene a  confirmar algo largamente sospechado: el ser humano tiene mayor sensibilidad hacia ciertos colores. Faltaría que los neurocientíficos exploraran  en más profundidad las reacciones que producen en diferentes en situaciones y culturas. Así se podría averiguar si existe alguna  pauta biológica universal en el procesamiento emocional de los colores, o si hablamos de un sistemas fragmentados en los que la tradición y el entorno físico marcan la diferencia.  


En función de los hallazgos, las marcas podrían calibrar con más detalle su identidad corporativa. No es un secreto que la forma y el color del logotipo son aspectos clave para una empresa en una estrategia de branding. Como elemento de identificación contribuye decisivamente a la creación de una primera impresión. Descubrir los secretos de los colores ayudaría a adoptar estrategias más precisas, detectar la necesidad de cambios en la imagen corporativa o en función del mercado geográfico. 

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