miércoles, 20 de julio de 2016


Las películas parecen estar hechas del material con el que se hacen los sueños.  Su capacidad para despertar emociones, inculcar hábitos y contagiar ideas a lo largo de la historia ha sido asombroso.  No es de extrañar que ya desde sus inicios se viera el cine como un gran negocio:  la gente compraba la entrada- adquiría el "producto"- antes de verlo.  La mera expectativa servía. 

Sin embargo, el coste de producir esta magia suele ser astronómico. Basta con ver los presupuestos de las películas de Hollywood- a veces por encima de los 300 millones de dólares- para hacerse una idea.  En una época en la que piratería y la fuerte competencia de las series amenazan a la industria del cine,  resulta clave lograr producir películas que emocionen profundamente al espectador y reducir así el peligro de fracaso comercial.   

Por este motivo,  desde hace años el neuromarketing se ha hecho un hueco en los despachos de las productoras. La neurocinemática  o neurociencia aplicada al cine es empleada con cada vez mayor frecuencia para refinar diferentes elementos: guiones, personajes,  escenas o efectos especiales. Su adopción supone un giro hacia lo científico en la industria cinematográfica, más acostumbrada al olfato y savoir faire de productores o directores.  Ahora, por ejemplo, a la hora de decidir el montaje más apropiado de una escena no se cuenta sólo la mera intuición, sino también las respuestas psicofisiológicas de los individuos en un estudio.


La fMRI y EEG han sido las técnicas más recurridas en neurocinemática, aunque parece que en el futuro el EEG acabará siendo la predominante. Cuenta con una mayor resolución temporal, lo que facilita la sincronización entre el registro de señal y las escenas. Además, el desarrollo de dispositivos wearable de EEG permite hacer estudios en salas cine, el hábitat natural para ver películas,  y así obtener resultados más fiables, pues se evita el impacto emocional y cognitivo que tendrían unas condiciones de visionado  distintas.  Así mismo, es compatible con otras técnicas de medición biométrica, lo que ayuda a dar más consistencia a los resultados. 

El desarrollo de la neurocinemática puede dar respuesta a diversas dudas. El impacto del formato de la película -2D o 3D-, la forma de visionado- solo o en compañía- o el grado de empatía que despiertan los personajes serían interesantes ejemplos.  

Para los interesados en profundizar en el tema os dejo este video de un panel celebrado en la Universidad de Michigan.




Referencias


Ho-Seung Cha, Won-Du Chang, Young Seok Shin, Dong Pyo Jang & ChangHwan Im (2015) EEG-based neurocinematics: challenges and prospects, Brain-Computer Interfaces, 2:4, 186-192, DOI: 10.1080/2326263X.2015.1099091



Magliano, J. P., & Zacks, J. M. (2011). The impact of continuity editing in narrative film on event segmentationCognitive Science35(8), 1489-1517.


Hason et al. (2008). Neurocinematics: The neuroscience of Film. Projections 2(1): 1-26 

*Foto de portada de SuiteLife.

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